martes, 22 de septiembre de 2015

Los días abstractos... Nuevo curso:

A estos días no hay quién los entienda. Vale; puede que a mi tampoco. Sí, soy complicada; lo sé, lo admito. Pero no tanto cómo la vida. Y es que cada vez entiendo menos de ella.
Aunque podría decirse que no es la vida en sí, si no las personas que se nos cruzan en ésta y las situaciones que ellas nos ocasionan.

Ha empezado un nuevo curso. No sé cómo enfocarlo. ¿A caso hay opción de enfoque en ésta cámara no apta para expertos a la que llamamos vida? Puede que por eso, todos seamos primerizos en ésta.
No sé: la verdad.
Puede que debiera hacer reflexiones sobre las situaciones que me han abordado a lo largo de éstos últimos meses. Y lo hago, a cierto modo.
Sin embargo, el que Meg es mi alma gemela, la "dulzura" de Lou, la razón de May; la supremacia de Emma; la ignorancia del lisiado cerebral o mis sentimientos por Andrew son cosas infinitas, así que reflexionar sobre ellas es tan sólo indagar en algo ya evidente. Sin embargo, es el último factor el que se presenta en mi cabeza todos los días y las noches, el que me impide pensar con claridad. Puede que no tenga sentido, puede que pocos lo vean saludable o que muchos crean que no sé lo que hago. Y cierto es que no sé lo que hago. Pero cierto, también es, que me da igual. No me importa lo que digan. No me importa lo que crean. Me afecta en algo, pero realmente, de ello no depende nada. Y es que tan solo depende de nosotros dos. Tan solo nos influye a dos personas y es la otra, la que tiene algo que le importa a ésta una. Diría que se trata de su corazón, pero sonaría rematadamente cursi. Algo que soy; ¿para que engañarnos?

Sólo sé que necesito estructurar mis ideas, rehacer mis esquemas. Analizar lo pasado en el último año y prepararme así para éste que ahora viene. Y es que está llegando. El cambio está llegando. Lo siento. O, al menos, lo espero. Siempre y cuando sea bueno. Porque que no engañen; no todos los cambios son buenos; tan sólo es algo que nos pintan para que los superemos con más facilidad. Y es que un cambio, es algo que a pocos les apetece. Pero siempre y cuanto ese cambio sea para bien, lo estaré esperando. Y si no... Bueno; algo he aprendido.
Ahora tan sólo puedo sonreír, intentar ordenar los acontecimientos transcurridos que mi loca mente guarda con tanto aprecio, escribirlos, para no perderlos jamás y asegurarme de estar lista para lo que venga de ahora en adelante, mientras me animo a mi misma y me repito que sea lo que sea, estaré preparada.